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blogfilosofiaCuriosamente, la palabra ‘creencia’ deriva de la raíz ‘kerd-’ (corazón), y de ahí surge el verbo latino ‘credo’ (confiar, creer). Toda creencia o confianza en alguien supone proximidad de sentimientos y de caracteres, dado que el ‘corazón’ es el símbolo del ‘querer, sin necesidad de entrar en cálculos demasiado complejos o formales.El éxito del secreto, por ejemplo, radica en la confianza (‘foedus’: pacto) y en la creencia (‘saber’ que el pacto se guarda).

Tradicionalmente, el ‘corazón’ es el símbolo del sentimiento, no del razonamiento ni de la ciencia. De esto se encarga la ‘razón’. Por consiguiente, la creencia es una cuestión sentimental, no racional; parte de impulsos no de razonamientos. Ya Tertuliano decía:”Creo quia absurdum” (‘creo porque es absurdo’); y ‘absurdo’ hace referencia a lo que sabe un ‘sordo’, precisamente a partir de lo que oye. Si no fuera ‘absurdo’, nuestro amigo Tertuliano no tendría necesidad de creer, le bastaría con estudiar, puesto que no se cree lo que se sabe.

Por todo ello, la confianza exige la creencia, es decir, estar convencido (aun sin saberlo con ‘seguridad’ lógica) de que la persona en la que confías (con la que haces pactos) no va a fallar, no va a romper unilateralmente el convenio, el acuerdo. Por cierto, ‘acuerdo’ también proviene de ‘cardía’ (corazón), porque expresa esa especie de sintonía ‘sentimental’. La gente ‘cree’ y decide en función de creencias.Ciertas oficinas donde se despacha lotería tienen más éxito de venta que otras, sin realizar ningún cálculo de probabilidades. Porque muchos compradores suponen: “Ya tocó, entonces volverá”. “No tocó nunca. Entonces no tocará. Está gafada”. “No tocó nunca. Entonces ya le toca”. “Tocó varias veces. Entonces es probable que no vuelva a tocar por mucho tiempo”. “A quienes son devotos de S. Pancracio puede tocarles más fácilmente, ya la lotera es muy devota de ese santo”. Todo tiene el mismo tipo de ‘creencia’, pero ninguna ’razón’ para que las cosas sean como desea el ‘creyente’. ¡La teoría de probabilidades es una tontería! Y, sin embargo, de ella depende el ‘misterioso’ éxito de las ventas.

Juan Verde Asorey